Era Mesozoica

México bajo el dominio de los dinosaurios

La Era Mesozoica (252 a 66 millones de años atrás) fue testigo de un cambio colosal en la vida sobre la Tierra. Tras la extinción masiva del Paleozoico, el planeta se recuperó lentamente… y luego, surgieron los titanes. Reptiles terrestres, marinos y voladores tomaron el control de los ecosistemas durante más de 180 millones de años.

México fue parte de esta transformación. Sus costas, selvas, lagunas y llanuras se convirtieron en el hogar de una fauna espectacular que hoy redescubrimos a través de fósiles hallados en estados como Coahuila, Sonora, Chihuahua y Puebla. Esta es la historia mesozoica mexicana, contada en tres actos.

Triásico (252–201 millones de años atrás)

Los primeros pasos del dominio reptiliano

Después de la extinción del Pérmico, la Tierra se encontraba en reconstrucción. En el Triásico, los continentes estaban unidos en un supercontinente llamado Pangea, y el clima era cálido y seco. Fue durante este tiempo que aparecieron los primeros verdaderos dinosaurios, pequeños y ágiles, junto con otros reptiles arcaicos.

Aunque los registros fósiles del Triásico en México son limitados, hay indicios de que en regiones del norte —como Sonora— existieron ambientes semiáridos habitados por reptiles primitivos como:

  • Coelophysis (posible pariente): Un pequeño carnívoro bípedo, veloz y ligero. Aunque no se ha encontrado directamente en México, especies similares debieron existir en su territorio.

  • Proterosuchus y Postosuchus (arquosaurios tempranos): Reptiles parecidos a cocodrilos, que caminaban en tierra firme y ocupaban el rol de depredadores antes del auge de los dinosaurios.

El Triásico fue, en resumen, un prólogo lleno de experimentación evolutiva.

Jurásico (201–145 millones de años atrás)

Gigantes en el paisaje mexicano

Durante el Jurásico, Pangea comenzó a fragmentarse, creando mares interiores y climas más húmedos. Las selvas jurásicas dieron espacio a dinosaurios más grandes, y México no fue la excepción. Zonas como Oaxaca, Durango y Zacatecas guardan registros de este periodo.

Entre los habitantes más destacados:

  • Brachiosaurus (o parientes similares): Grandes herbívoros cuadrúpedos con cuello largo, que recorrían los bosques alimentándose de las copas de los árboles. Aunque el fósil de Brachiosaurus como tal no se ha hallado en México, hay evidencia de saurópodos parecidos.

  • Allosaurus: Un depredador ágil de más de 8 metros de largo, cazador tope de su tiempo. Algunos restos fragmentarios de terópodos de este tipo han sido encontrados en el norte del país.

  • Pterosaurios: Reptiles voladores que planearon sobre los cielos mexicanos, especialmente en ambientes costeros o lagunares como los de Puebla.

Este fue un periodo donde los grandes reptiles dominaron no solo la tierra, sino también los cielos y los mares.

Cretácico (145–66 millones de años atrás)

El clímax y la caída de los dinosaurios

El Cretácico fue el apogeo del mundo mesozoico y también su final. México en esta época era un mosaico de costas tropicales, pantanos, selvas y vastas llanuras. Muchos de los fósiles mejor conservados de dinosaurios mexicanos provienen de este periodo, especialmente en Coahuila, Sonora y Puebla.

Entre las especies más notables:

  • Velafrons coahuilensis: Un hadrosaurio (dinosaurio pico de pato) con una gran cresta, descubierto en Coahuila. Era herbívoro y probablemente vivía en manadas.

  • Yehuecauhceratops mudei: Un pequeño ceratópsido (primo lejano del Triceratops), también del norte de México.

  • Tyrannosaurus rex (posible presencia cercana): Aunque los fósiles de T. rex no se han encontrado directamente en México, su rango probablemente se extendía hasta el norte del país.

  • Mosasaurios y plesiosaurios: Los mares del Cretácico mexicano, especialmente en Guerrero y Puebla, estaban llenos de reptiles marinos gigantes como Tylosaurus, un depredador acuático formidable.

  • Pterosaurios avanzados (como Quetzalcoatlus): Algunos investigadores creen que estos enormes reptiles voladores, con envergaduras de más de 10 metros, pudieron sobrevolar zonas de México.

El gran final

El Cretácico terminó con un cataclismo global: el impacto de un asteroide en lo que hoy es la Península de Yucatán, cerca de Chicxulub. Esta colisión provocó incendios masivos, tsunamis y un invierno global que acabó con los dinosaurios no avianos y muchas otras formas de vida. Irónicamente, México fue el epicentro del evento que puso fin al mundo que él mismo albergó durante millones de años.